pulidoras son máquinas que permiten limpiar y abrillantar superficies duras. Se utilizan a menudo para la limpieza de suelos de madera, dado lo propensos que son estos suelos al desgaste y a la pérdida de brillo, aunque también es más que frecuente que se empleen para el cuidado de la chapa de los coches tras cualquier rasguño.
Las pulidoras «personales» son aquellas que frecuentemente se encuentran en tiendas de bricolaje o de cuidado del hogar y cuyos destinatarios son personas que precisan de la funcionalidad que ofrece dicha herramienta. Se pueden manejar con facilidad y son, en su gran mayoría, manuales, y por tanto fáciles de transportar y guardar.
Las máquinas que son únicamente pulidoras nos evitarán la tentación de querer retocar nosotros mismos los suelos de madera, que suelen ser los principales dañados en el bricolaje casero. Es imprescindible que la superficie que vayamos a pulir se encuentre absolutamente limpia, y con la ayuda de un líquido abrillantador, pasaremos la pulidora sobre la superficie sin apretar demasiado, pasando por la superficie las veces que haga falta.
Las pulidoras industriales también pueden emplearse para uso particular, siempre teniendo en cuenta que estas máquinas serán mucho más pesadas, complejas y difíciles de manejar. Tiene una velocidad de pulido mucho mayor, velocidad que alcanza en cuestión de segundos, y puede ser por tanto peligrosa, dado que es mucho más fácil que el usuario sin experiencia pierda el control de dicha máquina. En definitiva, lleva más tiempo hacerte al uso de estas pulidoras industriales, aunque el resultado en el suelo será incomparable.
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