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El cine nos deslumbra con sus historias, decorados y escenas inolvidables, pero rara vez pensamos en quién hace posible que todo funcione sin fallos. Los técnicos de mantenimiento en el cine son esos héroes invisibles que, lejos de los focos y las alfombras rojas, sostienen la magia con su trabajo silencioso y constante. Sin ellos, ni la maquinaria, ni la iluminación, ni los decorados podrían mantener viva la ilusión que vemos en pantalla.
El cine, ese engranaje invisible que también depende de ti
Respira. Piensa en el último plano de esa película que te marcó. ¿Fue una persecución imposible? ¿Un decorado majestuoso? ¿Un ambiente tan real que casi olía a grasa, ozono o madera vieja? ¿Alguna vez te has parado a preguntarte quién sostiene toda esa ilusión? La pantalla lo devora todo: la gloria, los aplausos, los premios.
Pero allí abajo, donde nadie mira, existe otra función que nunca descansa. Si eres responsable de mantenimiento industrial, esto te toca… porque en el fondo, la magia del cine no es tan distinta de la tuya: hay que mantener lo imposible funcionando. Día tras día. Sin margen para el error.
Quizá no salgas en los créditos. Tal vez nunca recibirás una ovación cerrada. Pero tu trabajo (y el de tus equipos) comparte mucho más con la industria del cine de lo que crees. Y sí, es mucho más que electricidad, engranajes o protocolos. Vamos a descubrirlo.
¿Qué queremos contarte aquí? Más allá de las luces y el guion
Detrás de cada gran historia proyectada, hay otra: la de los técnicos de mantenimiento. Hombres y mujeres que viven en la frontera del apagón, el imprevisto, la avería. En la última entrega de «Mantenimiento en Acción», junto a voces invitadas de primera línea, nos metemos entre bastidores para analizar por qué, tras cada secuencia mítica, hay horas de trabajo silencioso, de manos hábiles y mentes afiladas. Hablo para ti, que sabes lo que pesa una guardia y lo poco que se duerme cuando falla un sistema.
De cine parece, pero de industria es. ¿Por qué? Porque la industria del cine no deja de ser otra fábrica. Con sus rutinas, exigencias, riesgos y, por supuesto, con esos héroes invisibles que lo sostienen cuando todo amenaza con venirse abajo. Hoy, esas lecciones nos pertenecen a todos los que entendemos el mantenimiento no como un trámite, sino como una forma de vida.
El trabajo invisible tiene nombre propio
En el episodio hablamos de técnicos en todas sus formas: carpinteros, eléctricos, pintores, operadores de cámara, especialistas en sonido, vestuario y hasta ese ejército meticuloso de “manitas” que entran y salen antes que nadie, reparando, optimizando, haciendo lo que nadie nota para que el público se quede mudo. Como en tu planta industrial, los fallos no pueden permitirse.
“Mantenimiento en Acción”: el podcast que saca del anonimato a los verdaderos protagonistas
Todo esto no es una fantasía. En este episodio del podcast “Mantenimiento en Acción”, hemos tenido la fortuna de rodearnos de unos invitados que entienden lo que cuesta mantener todo rodando. Es tiempo de poner nombre y rostro a esos perfiles que, sin ellos, ni el cine avanza ni la industria respira tranquila.
Carlos Sánchez, CEO de Herco y Javier Naranjo Responsable de la División de Ferretería, conducen “Mantenimiento en Acción” con pasión y cercanía. En este episodio, trasladan su experiencia diaria en la industria al universo del cine, aportando una visión directa y profunda sobre el valor de los técnicos de mantenimiento detrás de cada producción.
Daniel Calavera, comentarista de cine en Aragón Radio y Aragón TV
La mirada del cine no sería completa sin Daniel Calavera, nuestro invitado especial. Además de comentarista de cine, es actor de doblaje, operador de cámara, director de cortos y un cinéfilo incansable. Su trabajo tras la cámara y su crítica sagaz desde la radio nos hacen recorrer películas míticas desde otra perspectiva: la del que sabe lo que hay detrás de un decorado perfecto o una iluminación prodigiosa. Daniel no da lecciones: invita a mirar, a cuestionar, a valorarlo invisible.
Pedro Tapia, Director de producción Taller Auxiliar de Carrocerías es quien siempre cierra el círculo. Nos recuerda que da igual que estés en una planta química o en un plató de cine, sin una estrategia de mantenimiento firme, todo colapsa. Pedro aporta serenidad, inteligencia directa y, sobre todo, sentido práctico. Su sección final, “El consejo del experto”, aterriza las ideas allí donde más se necesitan: las empresas, la gestión, la realidad de las decisiones difíciles.
Cuando la magia se sostiene con tornillos (y sudor): el cine contado desde el mantenimiento
El homenaje a los héroes anónimos del cine empieza por mirar donde nadie quiere: la parte de atrás del decorado, los cables, los andamios… la lista de “cosas pendientes” que los técnicos anotan (y resuelven) antes de cada toma. Estas son algunas de las preguntas que puedes plantearte:
- ¿Quién inventa la lluvia artificial en un plató cuando el presupuesto es mínimo?
- ¿Quién repara una lámpara sin dejar rastro en medio de un rodaje histórico millonario?
- ¿Cuándo falla una máquina de niebla, por qué nadie lo nota si ese día el técnico acertó?
- ¿Qué ocurre cuando, por error, el vestuario se mancha y hay que devolverlo al estado original para la siguiente escena?
La respuesta casi siempre es la misma: un técnico de mantenimiento. Uno que ni sale en la Wikipedia ni le dedican monográficos. Uno que resuelve, improvisa, aprende y se anticipa, como tú. No hay gloria, pero el resultado es de Oscar.
No es Hollywood: son rutinas diarias de tu planta
La verdadera heroicidad no es agarrar un foco y colocarlo, sino saber mantener todos los sistemas alineados bajo presión, improvisar soluciones en segundos y garantizar que, a pesar del cansancio y la prisa, la magia se sostenga. Es como en tu planta cuando una máquina se detiene, el jefe de producción exige y sólo cuentas con tus manos y tu criterio. ¿Hace falta más?
Lo que el cine nos enseña sobre el mantenimiento industrial (y nunca se cuenta)
Volvemos al centro: lo que el cine ha hecho durante un siglo es ocultar bajo la alfombra una verdad incómoda. Que la excelencia no depende sólo de talento sino de rutinas; de ese ejército silencioso que cuida los detalles una y otra vez, incluso cuando nadie les aplaude.
Y aquí va una lección que nos queda clara al comparar cine e industria:
- Los errores no dan segundas oportunidades. El tiempo importa. La precisión, más.
- El silencio suele ser presagio de problemas: quien no se pregunta, tropieza antes.
- La improvisación puede resolver, pero solo cuando alimenta la disciplina.
- El mejor técnico es aquel que aprende a mirar donde nadie mira. En cine y en fábrica.
- La colaboración es el pegamento que todo lo sostiene: un buen ambiente salva más rodajes (o líneas de producción) que mil manuales.
Películas que lo cuentan sin decirlo
Daniel Calavera trajo una lista de filmes donde el pulso técnico marca la diferencia. Desde la distopía de “Metrópolis” y “Rompenieves”, donde los obreros son engranajes de una máquina sin alma, hasta “Chernóbil” o “Apolo 13”, donde el trabajo de los técnicos no solo salva vidas, sino que cambia el destino.
Y aún más: títulos como “La invención de Hugo” o “Brasil”, donde el mantenimiento deja de ser una condena y se transforma en un arte, en una declaración de libertad frente a cualquier sistema que deshumaniza.
Nos quedamos con una idea que atraviesa todas ellas: quien sabe mantener, sabe resistir, mejorar y, por extraño que suene, crear belleza duradera.
¿Cómo se vive esa presión? La cara B de la heroicidad
La presión, el desgaste y la invisibilidad son parte del día a día en el mantenimiento. En cine, una sola luz mal calibrada tira abajo semanas de trabajo y millones de inversión. Pero, ¿cuánto valor se le da a ese trabajo? ¿Y en la industria? El cine —como nuestras fábricas— vive de su equipo técnico:
- Se enfrentan a jornadas largas y cambios de plan sobre la marcha.
- Su trabajo es efímero pero crucial. Una toma perfecta hoy puede quedar olvidada mañana.
- Deben anticiparse a problemas que nadie más ve.
- Saben callar y actuar, resolver en la sombra.
Piénsalo. ¿Cuántas veces tu equipo ha resuelto un problema crítico sin provocar un parón, ni una queja? ¿Cuántas veces le han dado las gracias? ¿O simplemente han pasado página porque “para eso estás”?
El reconocimiento apenas roza la superficie y sin embargo, ese orgullo silencioso es el motor que nunca se agota. Cuando un decorado se mantiene hermoso tras cien días de rodaje o las luces recrean la atmósfera exacta capítulo tras capítulo, sabes que la batalla la han ganado los invisibles. Como en tu planta.
Técnicas y retos compartidos: del plató al taller
Los problemas no cambian tanto. Y las soluciones exigen, en ambos mundos, disciplina, un aprendizaje constante y, sobre todo, amor por el detalle bien resuelto. El cine lo esconde tras la cortina. La industria pasa muchas veces por alto a sus técnicos hasta que algo desborda. El mejor homenaje: aprender de su ejemplo y no dejar nunca de observar con otros ojos.
Claves de esa cultura invisible: listas para quienes deciden
No hay pócimas ni atajos, pero sí pautas mínimas para que nunca falte el respeto (ni el presupuesto) a esa función crítica que todo lo sostiene:
- Invierte en formación continua, no sólo en reparación de urgencias.
- Escucha a tus técnicos como valorarías los consejos de un buen montador de decorados.
- Crea espíritu de equipo más allá de la “familia” de rodaje: implica, comparte, valora.
- Toma decisiones con ellos, no solo para ellos. La mejor innovación proviene del error compartido y la mejora humillada.
- Reconoce el trabajo invisible. No hace falta dar premios, basta con no olvidar que sin esos engranajes, no hay nada.
Esa ha sido, durante décadas, la receta silenciosa de todos los grandes directores técnicos que han levantado películas o plantas enteras.
La “magia” se llama mantenimiento (y está llena de humanidad)
Volvemos al principio. Nunca oirás el nombre de tu mejor técnico entre los premios de la academia. Pero los grandes saben que, a su manera, todo reconocimiento se debe a quienes sostienen el mecanismo. El cine y la industria comparten la materia prima: personas capaces de anticipar, sostener y, llegado el caso, reinventar lo roto.
Si eres responsable de mantenimiento, sabes que el brillo verdadero arranca en el taller o tras el decorado. Lo demás es fachada. No necesitas fuegos artificiales, sino rutinas sólidas, confianza y espacio para la creatividad.
No hay recetas mágicas ni en la industria del cine ni en una planta industrial
Este podcast es abrir la puerta a ver a los técnicos de mantenimiento reflejados en otro ámbito, con sus propias luchas y orgullo silencioso. No todo el mundo entenderá la satisfacción de ver funcionar algo después de una larga noche de trabajo. Un técnico de mantenimiento sí.
Trabajan bajo presión porque saben que, si fallan, todo se viene abajo. Y lo hacen, muchas veces, sin que nadie lo note. Quizá por eso merece la pena contar la historia. Porque cuando reconoces el valor real, tu equipo lo siente y, lo más importante, lo sostiene. El gran secreto del cine (y de la industria) es no dejar nunca de mirar a esos héroes, en silencio, pero de frente.
El valor de lo invisible: cuando los técnicos levantan el telón (y tú el futuro de tu empresa)
Mantener en marcha una industria —o una película— no tiene atajos. Depende de ti, de tus apuestas, del tiempo dedicado a formar, escuchar, cuidar lo que pocos valoran. Ni las mejores ideas ni los mayores presupuestos sirven de nada si el equipo técnico no responde. Por eso es el momento, ahora más que nunca, de ponerlos en primer plano.
No lo decimos nosotros. Lo sabe cualquier productor de éxito y cualquier gerente industrial que haya conocido la cantidad de horas muertas por no haber cuidado lo invisible. Hay más épica en un día a día bien hecho de lo que nunca contará un guion.
Si has sentido, aunque sea una vez, que eso de “héroes anónimos” encaja mejor contigo (y con tu gente) que cualquier otro discurso, date el regalo de escuchar este podcast completo. Hay mucho más en común entre ese mundo de focos y claquetas y tu rutina diaria de mantenimiento de lo que se cuenta en los manuales.
“Porque sin técnicos no hay magia, pero tampoco hay empresa.” Escúchalo, ponlo sobre la mesa, compártelo. Y sobre todo, mira a tu alrededor: seguro que ahí están, sosteniendo, reparando, haciendo posible la próxima gran escena.
Puedes escuchar el episodio completo y sentir que —al menos una vez— los aplausos, aunque sean en voz baja, van dirigidos a ti y a tu equipo. Porque aquí, como en el mejor cine, todo se sostiene por los héroes que no se ven.
¿Quiénes son los técnicos de mantenimiento en el cine? Son los «héroes ocultos» y el «engranaje invisible» que trabajan entre bastidores para que toda la ilusión de una producción cinematográfica funcione. Viven en la frontera del imprevisto y la avería, asegurando que lo «imposible» se mantenga en marcha día tras día sin margen de error.
Preguntas frecuentes sobre mantenimiento en el sector cinematográfico
¿Qué tareas específicas realizan en los sets y rodajes?
Desempeñan roles muy variados como carpinteros, eléctricos, pintores o especialistas en vestuario, siendo un «ejército meticuloso de ‘manitas». Sus tareas van desde inventar lluvia artificial, reparar lámparas discretamente o mantener máquinas de niebla, hasta restaurar vestuarios manchados, anticipándose y resolviendo problemas que nadie más nota.
¿Por qué se les considera «héroes invisibles» o «anónimos»?
Su trabajo esencial se realiza en la sombra y fuera de los focos. Aunque su labor es fundamental para que la «magia» del cine suceda, no suelen salir en los créditos ni recibir ovaciones, pasando desapercibidos para el público y, a menudo, para la propia industria.
¿Qué similitudes existen entre el mantenimiento en el cine y el mantenimiento industrial?
La industria del cine es como «otra fábrica», compartiendo rutinas, exigencias y riesgos. En ambos campos, es crucial tener una estrategia de mantenimiento firme porque los fallos no pueden permitirse. Requiere disciplina, aprendizaje constante y un profundo amor por el detalle.
¿Qué presiones y desafíos específicos enfrentan los técnicos en el cine?
Se enfrentan a jornadas largas, cambios de plan constantes y la necesidad de anticipar problemas que los demás no ven. Una sola luz mal calibrada o un decorado defectuoso puede arruinar semanas de trabajo y millones de inversión, lo que genera una presión extrema y un desgaste considerable.
¿Cómo contribuyen al éxito y la «magia» de una película?
Su trabajo incansable sostiene la «magia» del cine al mantener todos los sistemas alineados bajo presión, improvisar soluciones en segundos y garantizar que la ilusión perdure. La excelencia cinematográfica depende de sus rutinas meticulosas y su atención a los detalles, asegurando que los elementos técnicos estén perfectos.
¿Qué lecciones valiosas puede aprender la industria en general del mantenimiento en el cine?
El cine enseña que los errores no dan segundas oportunidades, la precisión es vital, el silencio puede ser presagio de problemas, la improvisación debe alimentar la disciplina, y el mejor técnico es quien mira donde nadie más lo hace. También subraya que la colaboración es el pegamento que todo lo sostiene.
¿Cómo se puede valorar y reconocer mejor el trabajo de estos técnicos?
Es fundamental invertir en su formación continua, escucharlos activamente, fomentar el espíritu de equipo e involucrarlos en la toma de decisiones. Lo más importante es reconocer su trabajo invisible, ya que, sin estos «engranajes» humanos, ni hay magia en el cine ni prosperidad en la empresa.